La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) llamó a redoblar esfuerzos para abatir la pobreza y reducir la desigualdad en el actual contexto de desaceleración económica que vive la región en su último estudio titulado Desarrollo social inclusivo: una nueva generación de políticas para superar la pobreza y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe.
Este nuevo documento del organismo regional de las Naciones Unidas será presentado oficialmente, y analizado por autoridades y especialistas de la región, durante la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, cuya actividad inició ayer lunes hasta mañana miércoles, en Lima, Perú.
Según la Cepal, América Latina y el Caribe lograron, en el último decenio, avances notables en diversas áreas del desarrollo social, entre ellos, una significativa reducción de la pobreza y una moderada caída de la desigualdad como resultado de políticas sociales y de mercado de trabajo implementadas en un escenario económico favorable, que permitió que los objetivos relacionados con la inclusión social ganaran un espacio inédito en la agenda pública y en las estrategias de desarrollo. Pero aún queda mucho camino por recorrer, enfatiza la Comisión, sobre todo considerando la actual coyuntura económica que augura dificultades para recuperar las tasas de crecimiento registradas en años anteriores y mantener el nivel del gasto público en algunos países.
La reducción de la pobreza se ha estancado desde 2012 y la indigencia muestra una leve tendencia al alza. Además, América Latina y el Caribe siguen siendo las regines más desiguales del mundo en términos de distribución del ingreso. Según las últimas estimaciones del organismo regional para 19 países de América Latina, en 2014 existían 167 millones de personas en situación de pobreza (28% del total de la población), de los cuales 71 millones (12% del total de la población) se encontraban en la indigencia.
Además, datos de 2013 indican que solo la mitad de la población de América Latina y el Caribe (49,1%) se encuentra fuera de las situaciones de indigencia, pobreza o vulnerabilidad a la pobreza. Los niños y niñas, las mujeres, los jóvenes, los adultos mayores, las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y las poblaciones afrodescendientes son quienes más sufren situaciones de discriminación, carencia, privación de derechos o vulnerabilidad en la región, señala la Cepal.
Según información recogida en encuestas de hogares de ocho países de América Latina en 2011, 7% de la población no indígena ni afrodescendiente es indigente o altamente vulnerable a la indigencia, porcentaje que se eleva a 11% en el caso de la población afrodescendiente y a 18% de los pueblos indígenas. De igual forma, mientras el 62% de la población no indígena ni afrodescendiente era considerada no vulnerable, esa cifra baja a 56% en el caso de la población afrodescendiente y a solo 33% en el de los pueblos indígenas.
En la región las mujeres constituyen el 51% de la población, pero solo acceden al 38% de la masa de ingresos monetarios que generan.
En 17 países son el 80% en los hogares
Según cálculos realizados por la Cepal con datos de 17 países de América Latina alrededor de 2013, los ingresos laborales representan en promedio 80% del ingreso total de los hogares; 74% del ingreso total de los hogares en situación de pobreza; y 64% en los hogares en situación de indigencia. La Comisión también estima que 18,9% del total de personas ocupadas recibe ingresos por debajo de la línea de pobreza en América Latina y el Caribe.
De acuerdo con el estudio, estas cifras demuestran que un alto porcentaje de personas en situación de pobreza e indigencia en la región está inserto en el mercado de trabajo; no obstante, los ingresos que obtienen de esta fuente son insuficientes para satisfacer sus necesidades.
De ahí la importancia del acceso a un empleo productivo y de calidad y al trabajo decente.
En este marco, resulta crucial redoblar los esfuerzos para fortalecer y mejorar las políticas sociales, en particular, las estrategias de reducción de la pobreza y la extrema pobreza, asegurando su sostenibilidad financiera y dotándolas de herramientas que garanticen su eficacia y efectividad, indica la Cepal.
De esta forma, el organismo llamó trabajar en las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, social y ambiental.
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